La Geografía del Sabor
Cambiarse de casa no es fácil, especialmente cuando la casa que uno deja atrás está en otro país. Afortunadamente, la tecnología actualmente disponible nos ayuda a conquistar las barreras geográficas. Por ejemplo, hoy ví a mi equipo ganar en Londres. Gracias a Skype y a Facebook, pude compartir la emoción del partido con mi familia y por lo menos 600 de mis amigos más cercanos en diferentes países. Esto no era posible apenas hace algunos años.
Eso sí, lo que me faltaron fueron unas buenas botanas, pero como decía mi abuelita, ¨dos glorias no se pueden¨. Así que en vista de que traerme los ingredientes para hacer la comida que más me gusta cada vez que visito el terruño es algo impensable, me he tenido que adaptar a lo que encuentro disponible. Esto me ha llevado a concluir que existe un fenómeno al que he llamado ¨la geografía del sabor¨.
¿Qué quiero decir con la geografía del sabor? Estoy convencida de que los minerales en el suelo, el agua, la altitud, y los materiales con los que se cocina (de chiquitos le decíamos la “mugrita” que hace que los sopes y chicharrones de la calle sepan ricos) tienen una influencia en el sabor de la comida. Los expertos en vinos dirán que esto no es nada nuevo, y en mi cocina es algo que vivo de primera mano. La altitud y la flama eléctrica no son mis aliadas.
¿Y qué decir de los ingredientes? Hace poco leí un artículo que hablaba sobre cómo el clima impacta los azúcares en las frutas. Vaya, yo creo que hasta los minerales en el agua importan.
¡Con razón la fruta en México es deliciosa! La geografía mexicana es excepcional.
Hay tres ingredientes sin los que no puedo vivir: tortillas, salsa verde, y, por supuesto, aguacates. Las múltiples permutaciones de estos ingredientes le dan vida a una variedad de platillos que me recuerdan a casa: desde chilaquiles hasta tacos y enfrijoladas. Las tortillas no son perfectas y de repente la crema no tiene la misma consistencia que la del mercadito que me daban a probar en tostada cuando era niña, pero eso sí, los aguacates son de importación. En tacos, guacamole, quesadillas, ensaladas, acompañados o solitos, los aguacates son deliciosos, nutritivos, y extraordinariamente versátiles. ¡Un verdadero regalo de México para el mundo!
Mientras la tecnología avanza lo suficiente para permitir que mi mamá me mande unos tacos al pastor o unos chiles en nogada por correo electrónico, seguiré agradecida de que por lo menos, los aguacates mexicanos están a mi alcance en estas latitudes septentrionales. Mientras tenga mis tres ingredientes favoritos y un limón, me doy por bien servida.
Si el leer sobre aguacates te ha abierto el apetito, aquí está una receta de nuestro colaborador y amigo, el Chef Aldo Saavedra, para preparar un delicioso ceviche verde para este calor. ¡Que lo disfruten!